El sábado recién pasado asistí al matrimonio de una querida amiga.
Cuando me dijo que estaba invitada, obviamente tuve que pensar en qué ponerme. Sabía que quería algo lindo, con lo que estuviera cómoda y obviamente sin dejar de sentirme como yo misma. O sea, mantener mi estilo. Además era un matrimonio de día, el cual no exigía extrema formalidad.
Finalmente, el elegido fue este vestido en un color beige con tonalidad rosa, con mostacillas y lentejuelas bordadas en todo el ruedo, delantero y mangas. Lo amé desde el primer momento en que lo vi, y lo compré, sólo porque pensé que era muy lindo para dejarlo pasar. Sabía que algún día podría usarlo y ésta fue la ocasión perfecta.
Acompañé el vestido con unas pantys negras y zapatos de plataforma súper alta. Amo las plataformas y pienso que se adaptaron bien al look total. Además usé mi cartera negra con dorado (porque quería llevar mi cámara y como es grande no cabe en una más chica jaja). De todas maneras pienso que combina y le da un toque más casual al look. El sábado hizo calor, así que no fue necesario usar chaqueta y pude lucir las mangas del vestido lo que me puso muy feliz.
Como el matrimonio terminó temprano y había un día tan lindo, fuimos a sacar las fotos al barrio Concha y Toro, ya que recordaba que era un lugar precioso.